LNG EDC Angélica Macías Guzmán
A mediados de enero de este año, la Comisión Global de The Lancet Diabetes & Endocrinology presentó un reporte revolucionario en el cual se propuso una redefinición y replanteamiento de la obesidad clínica. Durante años, el Índice de Masa Corporal (IMC) ha sido la herramienta estándar para evaluar esta condición, pero sus limitaciones han sido objeto de críticas, ya que no refleja con precisión el estado de salud de las personas, lo que puede llevar a diagnósticos erróneos y perpetuar enfoques inadecuados en el manejo de la obesidad.
Limitaciones del IMC
Falta de personalización: El IMC no tiene en cuenta factores individuales como la composición corporal, la distribución de la grasa corporal o las diferencias entre géneros, edades y etnias. Por ejemplo, atletas con una masa muscular alta pueden encontrarse en los parámetros de obesidad, a pesar de tener una grasa corporal baja.
No mide directamente la grasa corporal: Aunque el IMC se asocia con el exceso de grasa, no mide directamente la cantidad de grasa en el cuerpo. Esto limita su capacidad para evaluar con precisión el riesgo de salud relacionado a este parámetro.
Estigmatización y simplificación excesiva: Usar el IMC como única medida puede perpetuar estigmas relacionados con el peso y reducir la complejidad de la salud humana a un solo número. Esto puede afectar negativamente la salud mental y desviar la atención de otros factores importantes, como el estilo de vida.
Diferencias culturales y genéticas: Las categorías del IMC no reflejan adecuadamente las diferencias entre poblaciones. Ciertas etnias pueden enfrentar riesgos de salud a niveles de IMC más bajos o más altos en comparación con los estándares globales.
La Comisión sugiere reemplazar el uso exclusivo del IMC por un enfoque más completo que incluya mediciones adicionales, como la circunferencia de la cintura, el índice cintura-cadera, el índice cintura-altura y análisis directos de grasa corporal. Estas métricas complementarias permiten evaluar de manera más precisa el riesgo asociado con la obesidad y evitar clasificaciones incorrectas que pueden generar un impacto negativo en las personas. Únicamente en personas con un IMC muy alto (por ejemplo >40 kg/m2) se puede asumir que hay un exceso de grasa corporal.
Ahora se introducen dos nuevas categorías diagnósticas: obesidad clínica y obesidad pre-clínica. La obesidad clínica se define como una condición asociada a signos y/o síntomas de disfunción en órganos y sistemas o una capacidad significativamente reducida para realizar actividades cotidianas como bañarse, vestirse, comer, etc. directamente relacionado al exceso de grasa corporal. La Comisión establece 18 criterios diagnostico para adultos, mientras que 13 para niños y adolescentes, entre estos se encuentran:
Disnea, que es una sensación de dificultad para respirar, causada por los efectos de la obesidad en los pulmones.
Insuficiencia cardíaca inducida por la obesidad.
Dolor de rodilla o cadera con ridigez articular y rango de movimiento reducido como un efecto directo del exceso de grasa corporal en las articulaciones.
Alteraciones en huesos y articulaciones en niños y adolescentes que limitan el movimiento.
Por otro lado, la pre-obesidad clínica representa una etapa intermedia donde el exceso de peso implica riesgos para la salud (desarrollo de diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, etc.), pero sin signos evidentes de enfermedad. Estas categorías buscan una mayor personalización en la atención médica y una mejor comprensión de los riesgos relacionados con esta condición.
Hacia una atención basada en la evidencia
El reporte hace un llamado a los profesionales de la salud para brindar atención médica personalizada, basada en evidencia científica y libre de estigmas. Reconoce que las personas con obesidad suelen enfrentarse a prejuicios sociales y médicos que afectan su calidad de vida y dificultan el acceso a tratamientos efectivos. Por ello, se enfatiza la necesidad de eliminar el enfoque centrado en la culpa y promover intervenciones empáticas y respetuosas.
Asimismo, se propone que las estrategias de manejo sean diferenciadas según las nuevas categorías diagnósticas. Para la obesidad clínica, el tratamiento debe centrarse en abordar las complicaciones médicas asociadas, mientras que en la obesidad pre-clínica, el objetivo es prevenir el desarrollo de condiciones crónicas mediante cambios en el estilo de vida y el monitoreo regular.
Este informe representa un cambio fundamental en la manera de comprender y tratar la obesidad. Si te interesa conocer tu composición corporal y si te encuentras dentro de un rango de grasa corporal saludable, te invitamos a agendar una asesoría con nosotros. En ella te explicaremos a detalle todos estos conceptos y te brindaremos educación nutricional, de manera que puedas comenzar a implementar cambios en tu estilo de vida.
Referencias bibliográficas
Pennington Biomedical Research Center. (2025). Global experts call for new approaches to diagnose obesity. The Lancet Commission. Disponible en: https://www.pbrc.edu/news/media/2025/lancetcommission.aspx
The Lancet Diabetes & Endocrinology. (2025). Redefining obesity: advancing care for better lives. Disponible en: https://www.thelancet.com/journals/landia/article/PIIS2213-8587(25)00004-X/fulltext
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