Primero ¿Qué es la ansiedad?
La Real Academia Española la define como “Un estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo”. Se presenta como una respuesta de nuestro cuerpo ante situaciones que nos preocupan y nos causan incertidumbre.
Cierto grado de ansiedad esta presente en nuestra vida diaria y cumple una función adaptativa para la ejecución de alguna tarea o alerta ante alguna amenaza. Sin embargo, cuando la duración excede los límites aceptables se convierte en un problema.
¿Qué es el comer por razones emocionales?
Es una respuesta a emociones negativas, tales como ansiedad, depresión, ira y soledad. Con el fin de aliviar el estrés, sin tener en cuenta las señales fisiológicas de hambre y saciedad.
El consumo de estos alimentos nos dan la sensación de eliminar o mejorar lo que estamos sintiendo, el problema es que muchas veces durante el “impulso” consumimos los alimentos sin pensar en la cantidad y la calidad.
Una situación muy común es que nos sentimos inquietos y buscamos algo de comer, tomamos cualquier cosa que se encuentre a la mano sin pensar si realmente tenemos o no hambre.
El problema radica en que nuestra atención se centra en lo que estamos sintiendo y no en lo que estamos consumiendo, no ponemos atención a la cantidad, calidad, y al número de veces que repetimos la misma acción todos los días.
Es por eso que aquí te damos algunas recomendaciones que pueden ayudarte a manejar esta situación de ansiedad por los alimentos.
- Alimentos saludables disponibles: mantén fruta / verdura a la mano, limpia y lista para comer. Otro tip es que puedes tener snacks saludables en el refri como gelatina sin azúcar, paletas de hielo hechas de fruta natural, yogurt griego natural con fruta, etc.
- Come conscientemente: come despacio, saborea y disfruta tu comida, mastica lento y come sin distracciones. Come hasta sentirte satisfecho, evita comer hasta que no puedas más.
- Comida equilibrada: procura que tu plato contenga proteína, carbohidratos y verduras, realiza 5 comidas al día para reducir el tiempo que pasamos sin consumir alimentos y así reducir la ansiedad por comer.
- Duerme lo suficiente: estar cansado aumenta nuestra sensación de hambre.
- Establece una rutina: trata de apegarte a la rutina que ya tenías, o crea una nueva. Establece horarios para despertar, comer, trabajar, ejercitarte, dormir y tener tiempos libres. Apegarte a ellos te ayudara a mantener la mente ocupada.
- Evita alimentos procesados y altos en azúcares: como galletas, bollería, dulces, helados etc. Ya que son altos en sodio, conservadores y calorías.
- Interpreta las señales de hambre / saciedad de tu cuerpo: evalúa sí lo que tienes realmente es hambre, sed o estas aburrido.
- Practicar acciones de autocuidado: destina tiempo libre para leer un libro, escuchar música, dibujar, meditar, cualquier cosa que nos genere felicidad nos ayudará a cambiar el enfoque de nuestra mente.
- Realiza ejercicio: destina un lugar de tu casa para realizar ejercicio y hazlo de la manera que mas te guste, bailando, con ejercicios funcionales, yoga, o lo que mejor se adapte a tus gustos y necesidades. Realizar ejercicio físico mejora la salud, reduce la ansiedad, la tensión y mejora la fuerza y resistencia corporal.
- Toma 6-8 vasos de agua simple al día: estar ligeramente deshidratado tiene sintomas parecidos a los que aparecen cuando tenemos hambre, así que asegurate de tomar agua suficiente durante el día.
Es importante que no dejemos que las noticias o los sentimientos de ansiedad nos abrumen, esta bien tener un antojo y consumirlo, pero cuidemos que eso no se vuelva una rutina diaria. Debemos aprender a regular nuestra conducta alimentaria, no solo en cantidad y calidad de los alimentos sino también a evaluarla a través de las emociones, las cuales influyen directamente en el modo de alimentarnos.
Si nos esforzamos por reconocer el vínculo entre la emoción y las opciones de alimentos poco saludables que estamos consumiendo podremos tomar decisiones y evaluar si en realidad se trata de hambre o estamos confundiendo las señales fisiológicas con hambre emocional.
Y la última y más importante recomendación que te damos es que pidas ayuda si piensas que no puedes, recuerda que hay profesionales de la salud, psicólogos, capacitados en tratar este tipo de conductas. Nos estás sola, no estás solo.
Bibliografía
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